Los caballos de aquiles
La mitología griega crea todo un universo, donde los seres se mezclan con la realidad sustentada entre humanos y dioses. El caballo para el hombre se convierte en el principal aliado en grandes empresas de expansión y ocupa un lugar privilegiado en la sociedad griega. Los Caballos de Aquiles eran inmortales; balio y janto, hijos del dios Céfiro y la harpía Podarge. Céfiro era el dios viento del oeste; conocido como el más suave de todos, representado como un hombre joven imberbe con alas de mariposa o hada, en su andar siempre esparce gran cantidad de flores; el mensajero de la primavera. Por su parte la harpía Podarge (pies veloces), su nacimiento es algo complejo, pues, luego de diferentes versiones se tomara como referencia a Hesiodo; quien relata el origen de las harpías a un número muy reducido y como deidades representativas del viento. Homero, autor de la Ilíada cita a Podarge, como mujer hermosa alada, de adorables cabellos. Las misiones impuestas a las harpías por los dioses, siempre estarán relacionadas con acciones poco recomendables, como robar la comida a otros seres para impedir que puedan consumir sus alimentos y en ocasiones corrompiendo el alimento. Posteriormente y luego de las “truculentas” tareas, fueron asociadas con la enfermedad y suciedad y adquieren su más celebre apariencia monstruosa; como genios maléficos con cuerpo de ave de rapiña, horrendo rostro de mujer, orejas de oso y afiladas garras, arrastrando tras de sí tremendas tempestades, pestes e infortunio. Retomando los orígenes de los corceles, se concluye que son hijos de los vientos con formas humanas y por gracia de los atributos míticos pueden engendrar los fantásticos equinos. Con el consentimiento de Zeus, en el curso del tiempo, pasarán a manos del dios del mar; Poseidón. El rey Peleo y la diosa marina Tetis en su célebre boda en la cueva de Quirón, protagonizaron el acontecimiento más controversial que originaría la Guerra de Troya. A la boda asistieron casi todos los nobles griegos e incluso los mismos dioses. Durante la ceremonia, Peleo recibió como regalo del Centauro Quirón, una lanza de fresno hecha por Hefesto y Atenea, de Poseidón los sendos caballos. Para finalizar como un hecho importante en las nupcias, luego del baile de las Nereidas con las sonoras melodías salidas de la lira de Quirón. El término del ágape traería terribles consecuencias. Casi todos los dioses habían sido invitados a aquella fiesta menos Eris la diosa de la discordia; la cual furiosa por aquella afrenta, urdió un plan para vengarse en el curso de la celebración. Primero pidió una manzana de oro del jardín de las Hespérides, en la cual plasmo lo siguiente: “kallisti” (para la más hermosa) y la lanzó en medio de la boda. Al verla Afrodita, Atenea y Hera, alegando cada una ser la más bella, y por lo tanto merecedora del premio, se la disputaron, lo que traería como consecuencia el juicio de Paris y la posterior Guerra de Troya, que será el escenario donde los protagonistas balio y janto, sembrarán el origen de la pieza escultórica. Continuando con el relato; de la unión de Peleo y Tetis, nace el célebre Aquiles “el de los pies ligeros” o el más veloz de los hombres, invulnerable corporalmente salvo su talón. En el momento del nacimiento del infante, la madre diosa intenta hacerlo inmortal sumergiéndolo en la laguna Estigia, no se percata que una hoja de un árbol próximo se adhiere en uno de sus talones al momento de la inmersión en las poderosas aguas, dejándolo vulnerable en ese punto. Posteriormente Peleo, confió a Aquiles y su amigo Patroclo al Centauro Quirón en el monte Pelión para que los criase. Quirón los alimentó con fieros jabalíes, entrañas de león y médula de oso para aumentar su valentía; además, les enseñó el tiro con arco, el arte de la elocuencia y la curación de las heridas. La musa Calíope les enseñó el canto. El profeta Calcante predijo que a Aquiles se le daría a escoger entre una vida corta y gloriosa o larga en años y anodina e intrascendente. Aquiles era el único mortal que experimentaba la cólera vacilante y en otras absoluta; es la humanización del héroe. La Ilíada de Homero es el relato más famoso de las hazañas de Aquiles y sus admirables caballos en la Guerra de Troya. Patroclo aparece como el compañero de armas de Aquiles, el más diestro manejador de caballos. Los corceles eran de pura sangre persa, tenían tres años de edad y estaban dotados de patas especialmente vigorosas que los capacitaban para correr a mayor velocidad que la mayor parte de sus congéneres, esto impedía unir a su cuadriga otros dos caballos habituales entre los griegos. La escultura representa el sentido canto plasmado por Homero: el llanto de los inmortales caballos por la muerte de patroclo a manos del troyano héctor. A continuación veremos un poema adaptado, donde se refleja el instante esculpido en la pieza. Los caballos de aquiles Cuando vieron a Patroclo muerto, Tan fuerte, joven y gallardo, Prorrumpieron en llanto los caballos de Aquiles. Su naturaleza inmortal se conmovió Al ver la obra de la muerte; Movieron las cabezas, agitaron las crines en el aire Y golpearon la tierra con sus patas Lloraban a Patroclo al darse cuenta que estaba sin vida, Su carne inerte, Su alma perdida, sin aliento, salida a la gran nada. Zeus vio las lágrimas de los inmortales caballos Y se entristeció: “No debí actuar impulsivamente En la boda de Peleo. No debí regalarlos. Tristes caballos. ¿Qué tenían que hacer allá, Entre los desdichados humanos, juguetes del destino? Ustedes, para quienes no existe la muerte ni la vejez, Si algún problema humano los alcanza Caerán también en desdicha”. Sin embargo, los caballos continúan llorando Por el interminable desastre que es la muerte. La Ilíada; XVI (149-154) y XVII (426-447)
Los caballos de aquiles
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