Esta obra, compuesta por fragmentos de vidrieras sobre una rodaja de tejo viejo, encarna la resiliencia y la vitalidad que trascienden el tiempo.
El tejo, árbol mítico de raíces profundas, longevidad excepcional y vínculo entre mundos, se convierte aquí en la base de una explosión de colores y movimiento, como una cartografía de posibilidades. Cada fragmento de vidrio, cuidadosamente dispuesto, evoca las hojas de un árbol en perpetua mutación, testimoniando las estaciones interiores y los pasajes que marcan una existencia. Desde tonos oscuros hasta matices luminosos, desde el azul profundo hasta el resplandor del verde primaveral, esta composición refleja el ciclo de la vida, las transformaciones, los renacimientos. El “Árbol de los Pasajes” es un homenaje a la fuerza de la vida, que se insinúa en cada defecto, que crece a pesar de los obstáculos, que abraza el cambio sin perder nunca su esencia. Es un árbol de la memoria y un árbol del futuro, un lugar de transición y renovación, una promesa de continuidad y esperanza.
El árbol de los pasajes
|
|