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Pintor figurativo, formado en la Escuela de Artes Aplicadas y O. A. De Toledo y en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando. Madrid. España.
29 Premios Nacionales de Pintura. -Me considero un artista experimental- Descubrí mi vocación más allá de la adolescencia y no recuerdo haber dejado de pintar desde entonces; fui creciendo en la calle como cualquier chico de mi edad en aquellos años y, como tal experiencia, voy alimentándome de vivencias que van enriqueciendo mi pequeño yo. Y correteo por las calles sin ser muy consciente, con mi corta edad, del entorno en el que me estoy moviendo: viviendo a cincuenta metros de la casa del Greco, tan cerca que me voy alimentando de su espíritu de tal forma que hoy no concibo mi mundo (o sea lo que yo soy) de otra manera que no sea «con el Greco y con Toledo» Me alimento espiritualmente de lo que configura el conjunto artístico de mi ciudad natal y parece que eso se arraiga en mi personalidad para siempre, para ser pintor. Y la vida me obliga a aprender y aprendo cosas de las que hoy todavía no me he desprendido, una de ellas mi casi obcecación por lo bien hecho, por lo acabado, por lo bien acabado que me lleva inconscientemente a reelaborar lo que ya tengo terminado. No voy a decir ahora que cuando pinto lo hago por necesidad, que así es, desde luego, ¡aún diría más ! No se hacer otra cosa que pintar; pero cuando pinto me muevo por sensaciones, no se hacerlo por conceptos; digo yo que éstos estarán presentes de alguna manera pues, toda persona es incapaz de manifestarse separando lo uno de lo otro mientras vive y se expresa y es por ello que esto último no me lo planteo cuando empiezo una obra, tiempo tengo para pensarlo después, para meditarlo mientras la observo, para profundizar en tantos y tantos momentos de reflexión como tengo… Sí tengo un concepto de la representación, tengo mi concepto. La preparación teórica ya está demostrada, es el momento de que surjan las ideas, es el momento de crear. La práctica artística la hago desde un planteamiento de reflexión de la realidad y su representación, desde un compromiso sin demasiadas concesiones a las modas, tan sólo aquellas que la actualidad conlleva. Pintar es involucrarse en el cuadro, formar parte de él, sentirlo y vivirlo como prolongación de uno mismo… Me considero un artista experimental acercándome a la idea que de arte manifiesta Tolstoi: “… Evocar un sentimiento experimentado y luego transmitirlo a los demás… ” Así es: Yo pienso la pintura y comienzo a plasmar una idea cuando la he visualizado interiormente; Después, el cuadro me irá pidiendo un color aquí o allá, viviendo por sí mismo de tal manera, que en cada sesión se me presenta como algo nuevo que me obliga a replantearlo, incluso ha modificarlo, hasta que el cuadro es en sí mismo… Y es entonces cuando lo doy por concluido. Los pintores tenemos necesidad de expresarnos, pintar es no sólo un disfrute sino también un abatimiento, un oficio tormentoso por esa necesidad de comunicación que le es propia a la pintura y que, para mí es el vehículo, la única manera de hacerlo, de conciliarme con los demás, de entender el mundo en el que vivo más que de alejarme de él que, por cierto también lo hago a través de mis pinceles, en el silencio del estudio y en la soledad de mis tardes; es la trasformación milagrosa de mi ser apesadumbrado… ¡Procuro pintar todos los días de mi vida! Como artista rara vez me encuentro cómodo con mis cuadros; En mi relación con la obra constantemente dudo, me pregunto, sigo hacia delante o me paro, intento saltos que se convierten en una evolución constante y progresiva, espero; ¡a menudo me parece demasiado lenta… ! El tema que abordo mayormente es el paisaje, un paisaje que ha ido cambiando a medida que yo mismo lo hago pero que no me conformo con pintarlo sólo como es, sino que lo transformo, lo muestro como lo veo, descubriéndole al observador otro paisaje del que puedan ver sus ojos. Hegel afirma que el arte es la conjunción del espíritu y la forma, de lo finito en lo infinito, de lo real y lo ideal, de lo subjetivo y lo objetivo… Esta dualidad, este juego es el que yo me permito. Creo que el paisajismo es de todos los tiempos, conlleva un mensaje que trasmite belleza, goce estético y no importa la factura que tenga de figuración o abstracción; Un debate tan presente como inútil, me parece. El tema es el pretexto para jugar con todas las posibilidades plásticas que un cuadro encierra: las texturas, la luz, los valores tonales, las estructuras, el espacio, los puntos de vista, con la disposición de transportar mis impresiones en la intención compositiva, la huella que el hombre deja sobre él… Me interesa, además de mi relación con mi obra, con el observador con el deseo de que encauce ¡ojalá! Sus ideales, sus sentimientos, reprimidos o no, a través de la obra artística, que le resulte una forma de evadirse, de liberación si cabe… Doy lo que soy «La prueba de que ya sé qué quiero poner en mi obra, y qué esfuerzos debo realizar aunque tenga que hundirme, es que tengo una fe absoluta en el arte. Página 144, fragmento carta 423, Neunen (diciembre de 1883/noviembre de 1885)». Vincent Van Gogh |
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